martes, octubre 16, 2007

Una historia del Zorro Plateado

Una de las primeras historias, de las que me acuerdo, contadas en un diario fue el fusilamiento de Calama (creo que fue en el 82). La imagen que tengo, era niño, muy niño, es un titular con letras rojas de la Tercera y la foto blanco y negro de los tipos, segundos antes de recibir los disparos mortales. De verdad, la historia me impactó y los fusilamientos se convirtieron para mí en una obsesión. Eso, sumado a la película de "El Chacal de Nahueltoro" que vi junto a mis papás en el gimnasio municipal. Llegué hasta soñar que el asesino era yo y me fusilaban.
Pero bueno, el otro día caminaba junto a un colega. Veníamos de almorzar. Ambos con un café en la mano. Mi compañero se llama Hernán Ávalos, es un veterano en este negocio del periodismo. Le apodamos cariñosamente (bueno creo) "Zorro Plateado". El punto es que entre conversa y conversa salió el tema de los fusilados. Yo le dije lo mucho que me había impactado esa nota y que era uno de mis primeros recuerdos periodísticos. El Zorro respondió tranquilo entre sorbo y sorbo de café: "Yo la escribí. Yo estaba ahí".
Ahí quedé yo. Parte de una historia policial caminaba a mi lado con un café. "Vamos a que conozcas el jeep nuevo que compré. Me voy con mi mujer a la Carretera Austral", me invitó a los estacionamientos del diario donde ambos trabajamos, sin siquiera inmutarse mucho.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

bacán el zorro plateado

12:04 a. m.  

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