sábado, diciembre 17, 2005

¿De qué hablan?

De nuevo en Villarrica. Disfrutando de hermosos días en la zona lacustre. Familia, playa, alguna celebración, etc. Un relajo, relajo que termina cuando escucho o leo los incendiarios comentarios previos a la segunda vuelta electoral de enero.
Por el momento me gustaría centrarme en un tópico. Estaba el miércoles (creo) viendo el Termómetro de Chilevisión y el panel, como siempre, estaba integrado por cuatro tipo que defienden dos tendencias, en este caso, las posturas de la Alianza y la Concertación, frente a Piñera y Bachelet.
El punto es que el diputado socialista y el senador DC (que estaban en el panel... no me acuerdo de sus nombres en este momento) realizaban ácidos comentarios en torno al legado pinochetista de los que respaldan la candidatura piñerista. En estricto rigor es verdad. Tras Sebastián Piñera ahora está la UDI y eso molesta a más de alguien, pero, y siempre hay "peros", ¿hasta cuándo continuará la ligazón y la brecha entre los que apoyaron o no al gobierno del dictador?
Seguirá chile dividido entre los "malos" y los "buenos", entre "comunistas" y "momios". Me parece que no. Siento que 32 años es demasiado tiempo. Creo que las nuevas generaciones deberían dejar de pagar deudas que no le competen. Me parece que Pinochet es un tema del pasado y cada vez son menos los que se sienten afectados (positiva o negativamente) por su supuesto legado de muerte y robo.
Si los polìticos entendieran que el debate va por otro lado y que ya no se puede estigmatizar a cierto sector del país por apoyar al viejo dictador: si sabían o no, si callaron por temor o por conveniencia.
Siento que la agenda marcada por los temas del golpe y por las adhesiones que se generaron en ese contexto ha sido instrumentalizada por años por la Concertación y el error de la derecha ha sido no desmarcarse con la fuerza necesaria de su pasado militarista. Para una parte del país siempre serán los malos que apoyaron a Pinochet. Lo anterior, sólo por no tener la valentía de reconocer errores y pedir perdón si fuese necesario. Chile necesita mirar al futuro. No podemos recriminarnos por siempre si actuamos bien o mal en los tiempos de la dictadura más sangrienta que conoció nuestra historia. Es tiempo de cambiar la cinta.